Un sueño raro

-No suele empezar de la misma manera, pero sí con el mismo... patrón. Estoy con gente que me recuerda a los del trabajo pero siento como si fueran mis amigos de toda la vida. En algún momento vamos todos a hacer una ruta por una cueva sumergida. No muy hondo, lo justo para tener que bucear unos metros, pero hay que ir de uno en uno, así que cuando me toca a mí, nado lo más rápido que puedo. En el túnel me empiezo a sentir nerviosa, el agua es muy negra y apenas puedo ver, me guío tocando las paredes. De repente el agua clarea y sé que he llegado, pero no distingo la superficie. Veo una esfera llameante muy pequeña, azul, que se acerca lentamente. Es preciosa y me hace sentir muy bien; como que me pertenece, ¿sabes? Empiezan a aparecer más y más; me siento feliz de verlas. Pero cuando intento tocar una desaparece. Me asusto e intento tocar otra, esta también se va. Persigo todas las llamas pero cada vez se desvanecen incluso antes de que llegue a ellas. Me empieza a entrar pánico y siento que el agua que está oscureciendo me atrapa y no sé cómo salir. Como si fuera la única solución dejo escapar el aire de mi boca y es entonces cuando salgo a la superficie. Estoy en mitad de un lago de una cueva iluminada con antorchas, a la derecha hay un grupo de gente en fila, no sé quiénes son pero sé que me están esperando. A la derecha hay unas escaleras para salir del agua y a los pies de ella hay una persona detrás de un cordón rojo mirando más allá de donde yo estaba. Me giro y ahí está él, ojos clavados en mí. Sigo muy asustada. Se me acerca lentamente y vamos a las escaleras. Sin darme cuenta me medio abraza... no, no me abraza porque sus brazos están bajados... no sé... no sé qué es... Me agarra la mano y me ayuda a salir. Lo siento tan real. Nos miramos a los ojos como si todo lo que había que decir ya no hiciera falta. Es tan intenso que ya no siento el vacío que a veces tengo, pero no parece estar bien. Se aparta de mí, sus dedos todavía medio enlazados con los míos. Todos nos miran. Le pregunto "¿por qué te fuiste?". Me dice "dale tiempo" y desaparece. Ahí es cuando me despierto. 
-¿Quién es él?
-Mi ex, el que murió hace cuatro años. 
-¿Y el resto de la gente en la cueva?
-No sé, parecen familiares pero no los distingo. 
-Tía, qué mal rollo. ¿"Dale tiempo" a qué?
-No sé, si lo supiera no te lo estaría contando. Pensé en comprar un libro sobre sueños porque busqué en Google y ninguna de las explicaciones es muy clara. ¿Qué piensas, qué crees que significa?
-Ni idea... pero déjate de libros, seguro que mi pitonisa sabría ayudarte, ¿por qué no le pides cita?
-Sí, hombre. Mira, entre el psicólogo de mi madre y una lee bolas de cristal, no sé qué es peor.
-Te juro que es de fiar, ¡si hasta tiene no sé cuántos miles de seguidores en Instagram!
-Bah .  .  . ¿Tienes su teléfono?

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